Pero es su letra
sin duda. La conozco bien, releo con frecuencia todas sus cartas de amor, tan apasionadas, que tengo guardadas en mi baúl secreto. Pero, sin embargo, no puede ser. Me había asegurado que no podría salir de la tumba donde la enterré hace ya unos años. Su escrito me chantajea, “mil besos por mi silencio”. ¿Y para que quiero yo tu silencio, desgraciada, en mi confortable tumba? Todo es muy incoherente. Ni en el peor sueño absurdo se pueden mezclar tantos sinsentidos, tantas sinrazones sin fin. Por eso, voy a dejar de preocuparme y volveré a jugar con mis gusanos preferidos.
Relat enviat al Concurso Relatos en cadena, en que cada nou relat ha de començar amb la darrera frase del relat guanyador de la setmana anterior. Relats de 100 paraules