La
llamaban Mimosa
y
soñaba con hacerse un collar de guisantes. Recorrió campos
regados de energía revitalizadora por Artemisa, en busca del fruto de
la Naturaleza virginal. Los había verdes y amarillos, incluso
encontró rosados y azulados. Las otras musas, ayudadas por los
sátiros juguetones, escudriñaban veredas y cañadas a la búsqueda
del guisante rojo, imprescindible para el broche del collar.
Sin embargo, no fue nunca hallado, lo escondida, celosa, la bella Afrodita. No podía consentir que Mimosa, la musa más hermosa, resplandeciera con su collar de guisantes delante de Paris, en la competición por la más bella de todas las diosas, merecedora de la manzana de la discordia. Ya tenia bastante con las vanidosas Hera y Atenea. Mimosa, acompañada de las otras musas, se resguardo en su tristeza y melancolía, jugueteando con los guisantes, en la soledad de su decepción, inspirando incansable y generosa la creatividad de los humanos
Sin embargo, no fue nunca hallado, lo escondida, celosa, la bella Afrodita. No podía consentir que Mimosa, la musa más hermosa, resplandeciera con su collar de guisantes delante de Paris, en la competición por la más bella de todas las diosas, merecedora de la manzana de la discordia. Ya tenia bastante con las vanidosas Hera y Atenea. Mimosa, acompañada de las otras musas, se resguardo en su tristeza y melancolía, jugueteando con los guisantes, en la soledad de su decepción, inspirando incansable y generosa la creatividad de los humanos
Relat enviat al CONCURSO DE RELATOS BREVISIMOS MANDARIN 2013 sobre gastronomia
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