Quizás sea mejor no llevarles la contraria.
Cerrar los ojos, huir mentalmente lejos y desear
que acaben pronto. Total, eran solo cuatro soldados y nosotras dos, mi hermana
y yo. Sin embargo, me era imposible no estar tensa, no chillar, no llorar, no
luchar. Sobre todo, cuando vi como cogían a mi hermana y la iban a violar entre
los cuatro a la vez. Era más joven que yo, apenas una niña de doce años. En un
descuido, cogí un Kalashnikov y les disparé sin mirar. Suerte que ella estaba
estirada en el suelo y ellos de rodillas. Los maté a todos. Fueron los primeros
de muchos.
Relat enviat al Concurso Relatos en cadena, en que cada nou relat ha de començar amb la darrera frase del relat guanyador de la setmana anterior. Relats de 100 paraules
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