Dígale, agente, que no tuve más remedio que matarle
de la misma manera que él me mató a mí.
Lentamente, con crueldad, sin ningún tipo de compasión. En mi silla de ruedas
viví un infierno durante años. Delante de todos era una buenísima persona, siempre
cuidando del hermano gemelo idéntico tetrapléjico. Pero en nuestra soledad, me
hizo todo lo que la crueldad humana puede inventar. Era maldad en estado puro. A
mi muerte, llego mi oportunidad, olvidó que también compartíamos el alma. Me
convertí en su remordimiento. Lo enloquecí activando todos sus miedos. Hasta
conseguir que se quitara la vida. No tuve más remedio, yo también era maldad
pura.
Relat enviat al Concurso Relatos en cadena, en que cada nou relat ha de començar amb la darrera frase del relat guanyador de la setmana anterior. Relats de 100 paraules
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